El compromiso con la seguridad de los alimentos es fundamental para que lleguen al mercado sin ningún tipo de riesgo para la sociedad. El brote de listeriosis localizado en productos de carne mechada, de los que hay más de 200 afectados y tres fallecidos en España, ha situado a los protocolos de la industria alimentaria bajo lupa.
La listeriosis es una enfermedad que se contrae por medio del consumo de leche, carne, en determinados casos de verduras contaminadas y en otros alimentos. La Fiscalía Superior de Andalucía ya ha abierto una investigación penal.
Esta crisis alimentaria comenzó en Andalucía, pero también ha registrado casos en Melilla, Cataluña, Asturias, Aragón, Madrid, Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha y Extremadura.
La Listeria monocytogenes es una bacteria patógena ambiental que puede localizarse en distintos puntos de las áreas de procesamiento de los alimentos como, por ejemplo, los equipos o en grietas que puedan existir en las instalaciones por un mantenimiento inapropiado.
Como medida de prevención, las empresas deben disponer de herramientas y protocolos para implantar programas de monitoreo ambiental eficaces, con los que minimicen y vigilen los riesgos de contaminación.
El aval de la certificación
“Según lo establecido en la ley, las empresas son las encargadas de realizar sus propios protocolos internos de seguridad. En este sentido, las organizaciones que de forma voluntaria deciden acogerse a los esquemas internacionales de certificación van más allá, pues cuentan con un apoyo externo e independiente que les ayuda a avalar la inocuidad de sus alimentos”, apunta Belén Macías, Coordinadora del área de Agroalimentaria de Bureau Veritas Formación.
Para afianzar un elevado control y más garantías para los consumidores, la Organización Internacional de Estandarización (ISO, por sus siglas en inglés), cuenta con ISO 22000, norma de Sistemas de Gestión de Seguridad Alimentaria. Por su parte, Global Food Safety Initiative (GFSI) avala a los esquemas: IFS Food, BRC Food y FSSC 22000 entre otros.
Profesionales especializados
“En nuestros programas académicos abordamos casos similares a este con nuestro alumnado, ya sean del Máster en Gestión de la Seguridad Alimentaria, en programas específicos y con las empresas en las que impartimos formaciones a medida. A la hora de gestionar una crisis alimentaria la trazabilidad es un elemento clave”, argumenta Cristina Campanero, Profesora del área de Calidad y Agroalimentaria de Bureau Veritas Formación.
Un seguimiento escrupuloso y pormenorizado permite retirar los productos contaminados a tiempo, evitando que puedan ser adquiridos por los consumidores. La labor de asegurar procesos de producción y distribución de alimentos seguros exige disponer de personal interno cualificado, que cuente con una alta especialización.