Entrevista con Juan Ansedes sobre el alcance 3 de las emisiones de CO2 y la huella de carbono

Medir la huella de carbono permite a las organizaciones cuantificar su impacto ambiental, identificar oportunidades de reducción de emisiones y mejorar su gestión de recursos. Abordar las emisiones indirectas del alcance 3 a lo largo de la cadena de valor ofrece beneficios clave, como reducir riesgos, optimizar costos y fortalecer relaciones con socios comprometidos con la sostenibilidad. Si bien calcular el alcance 3 conlleva desafíos técnicos, una estrategia efectiva puede transformar a la empresa en un agente de cambio, alineando las metas de sostenibilidad con las prioridades comerciales.

¿Por qué es importante medir la huella de carbono de una organización?

La medición de la huella de carbono permite a las organizaciones comprender y cuantificar su impacto ambiental en términos de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Este análisis no solo ayuda a identificar oportunidades de reducción de emisiones, sino que también promueve una gestión más eficiente de los recursos. Además, la transparencia en el reporte de emisiones mejora la reputación corporativa y facilita el cumplimiento de normativas ambientales. En un contexto global de transición hacia economías bajas en carbono, medir la huella de carbono se convierte en un imperativo estratégico para mantener la competitividad.

¿Qué beneficios específicos tiene para una empresa abordar estas emisiones?

El alcance 3 abarca emisiones indirectas que ocurren a lo largo de toda la cadena de valor, como las generadas por proveedores, transporte y uso de productos. Su medición ofrece beneficios clave: permite identificar riesgos en la cadena de suministro, reducir costos operativos mediante una logística más eficiente y fortalecer relaciones con socios comprometidos con la sostenibilidad. Además, las empresas que gestionan activamente el alcance 3 suelen destacarse en evaluaciones de ESG (ambientales, sociales y de gobernanza), lo que les proporciona acceso a mercados y financiamiento más favorables.

¿Cómo se calculan las emisiones del alcance 3 y qué herramientas o estándares se utilizan?

Requiere un enfoque metódico que involucra la recopilación de datos de actividades en la cadena de valor y la aplicación de factores de emisión reconocidos. El Protocolo de Gases de Efecto Invernadero (GHG Protocol) es el estándar más utilizado para clasificar y calcular estas emisiones. Herramientas como bases de datos sectoriales, software especializado de huella de carbono y metodologías como el Life Cycle Assessment (LCA) ayudan a realizar estimaciones más precisas. La calidad del cálculo depende de la disponibilidad de datos específicos y confiables, lo que puede ser un reto en cadenas de suministro complejas.

¿Qué diferencia al alcance 3 de los alcances 1 y 2 en términos de complejidad y relevancia?

El alcance 1 comprende las emisiones directas generadas por las actividades de la empresa, como el uso de combustibles fósiles, mientras que el alcance 2 abarca las emisiones indirectas relacionadas con el consumo de electricidad. El alcance 3, en contraste, incluye una amplia gama de emisiones indirectas a lo largo de la cadena de valor, lo que lo hace más complejo por la diversidad y dispersión de las fuentes. Sin embargo, su relevancia es significativa: en muchas empresas, representa hasta el 70% o más de las emisiones totales, lo que subraya la necesidad de un enfoque integral para abordar el impacto ambiental.

¿Qué desafíos enfrenta una empresa al calcular las emisiones de alcance 3?

Uno de los mayores desafíos es la recopilación de datos fiables y representativos a lo largo de una cadena de suministro compleja y globalizada. Muchas veces, los proveedores no disponen de información detallada o no comparten sus datos por falta de capacidad técnica o confidencialidad. Además, la variabilidad de los factores de emisión según sectores o regiones complica las estimaciones. Otro obstáculo es priorizar entre las 15 categorías definidas por el GHG Protocol, ya que cada organización tiene un perfil de emisiones único y debe identificar sus áreas más relevantes.

Desde una perspectiva técnica, ¿qué papel juegan los datos específicos frente a los genéricos en el cálculo de alcance 3?

Los datos específicos, como las emisiones reportadas directamente por proveedores o las características precisas de productos y procesos, permiten cálculos más precisos y orientados a la realidad operativa. Sin embargo, recolectar estos datos puede ser costoso y consumir mucho tiempo. En ausencia de información específica, se utilizan datos genéricos de bases de datos sectoriales o promedios globales, lo que introduce un margen de error pero permite realizar evaluaciones iniciales. La combinación de ambos enfoques es común, priorizando datos específicos en categorías clave del alcance 3 que representen las mayores emisiones.

¿Cuál es el impacto de una estrategia efectiva en la sostenibilidad corporativa?

Una estrategia efectiva de alcance 3 transforma a la empresa en un agente de cambio dentro de su cadena de valor. Al colaborar con proveedores y socios para reducir emisiones, se promueve un impacto positivo más allá de las operaciones directas. Esto puede generar productos más sostenibles, optimizar recursos y responder a las expectativas de clientes y reguladores. Asimismo, al integrar objetivos de alcance 3 en la estrategia corporativa, se alinean las metas de sostenibilidad con las prioridades comerciales, mejorando la resiliencia frente a riesgos climáticos y fortaleciendo la licencia social para operar.

¿Cómo puede una organización involucrar a sus proveedores en la reducción de emisiones de alcance 3?

El involucramiento de proveedores comienza con la comunicación clara de las expectativas y beneficios de reducir emisiones, incluyendo mayor eficiencia operativa y acceso a contratos sostenibles. Programas de capacitación, guías prácticas y herramientas como cuestionarios de evaluación de carbono pueden ayudar a los proveedores a mejorar sus capacidades. Las asociaciones estratégicas, como la cofinanciación de proyectos de eficiencia energética o la implementación de energías renovables, también generan resultados tangibles. Finalmente, incentivos como el reconocimiento público o condiciones comerciales favorables motivan a los proveedores a alinearse con las metas de la empresa.

¿Qué papel desempeña la regulación en la gestión del alcance 3?

Las regulaciones internacionales y locales están impulsando la gestión de emisiones de alcance 3. Normas como la CSRD de la UE o el marco de la SEC en EE. UU. exigen a las empresas transparentar no solo sus emisiones directas, sino también las indirectas. Además, la adhesión a iniciativas voluntarias como la Science Based Targets initiative (SBTi) establece metas específicas para el alcance 3, fomentando una transición hacia cadenas de suministro más limpias. Estas normativas no solo promueven la acción climática, sino que nivelan el terreno competitivo entre empresas.

¿Por qué es importante la formación en este alcance?

Entender y gestionar las emisiones de alcance 3 puede ser complejo debido a su naturaleza indirecta y la diversidad de fuentes. Una formación especializada y concisa, como por ejemplo la planteada en el curso Cálculo de huella de carbono de alcance 3 que imparte Bureau Veritas Formación, proporciona las herramientas y conocimientos necesarios para abordar estos retos. En este curso, se enseñan metodologías avanzadas y mejores prácticas que facilitan la identificación de oportunidades de reducción de emisiones y el cumplimiento de normativas como la CSRD.

Finalmente, ¿cómo ve el futuro del alcance 3 en el contexto de la descarbonización global?

El alcance 3 será un componente central en los esfuerzos globales de descarbonización, dado su peso en las emisiones totales de muchas organizaciones. A medida que las metodologías se estandaricen y las tecnologías de monitoreo mejoren, se espera mayor precisión y colaboración en la cadena de suministro. Iniciativas como la digitalización y el uso de blockchain facilitarán la trazabilidad de emisiones. En el futuro, las empresas no solo serán responsables de sus propias emisiones, sino que también serán evaluadas por el impacto climático de sus productos y servicios en todo su ciclo de vida.